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Traductor jurado en Sant Cugat del Vallès
Un servicio profesional de traducción con más de 40 años de experiencia
Servicios
Traducciones jurídicas
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- Traducción jurada de documentación oficial (capacitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores con el número 2005)
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Servicio de intérprete
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- Traslados en mi coche al aeropuerto
- Intérprete Jurado ante organismos oficiales, notarios y juzgados
Interpretación simultánea
- Congresos y conferencias con equipamiento técnico completo (cabinas, receptores, megafonía)
Norma UNE ISO 17100
- Implementación de un sistema de gestión de procesos
- Auditoría interna anual
- Preparación de documentación
- Asistencia a la implementación del proceso de certificación
Miguel Núñez Ferrer
Licenciado en Traducción e Interpretación de alemán e inglés por la Universidad Autónoma de Barcelona y con un posgrado en Tradumática (tecnología aplicada a la traducción), obtuve el título de
Traductor Jurado de alemán e inglés del Ministerio de Asuntos Exteriores en 1984.
En mi carrera profesional he trabajado como traductor autónomo y también al frente de mi propia empresa de traducción, EUROLINK Traductors SL. En 1990 fundé, junto con otras empresas, la Agrupación española de Centros de Traducción (ACT) que presidí durante 14 años (de 1991 a 2005) y que hoy se conoce bajo las siglas de ANETI.
Fui también cofundador y presidente de la EUATC (European Union of Associations of Translations Companies), desde la cual desarrollé, como presidente del comité técnico BTTF 138 del CEN, la norma UNE EN 15038 para Servicios de Traducción, actualmente la UNE EN ISO 17100.
Desde 2005 estoy establecido como traductor autónomo y consultor en Sant Cugat del Vallès y puedo decir, honestamente, que «hago lo que me gusta y me gusta lo que hago», es decir: traducir y ayudar a empresas de traducción en la implantación de la norma UNE EN ISO 17100.
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Las traducciones juradas son realizadas por traductores jurados titulados por el Ministerio de Asuntos Exteriores para una determinada combinación de idiomas y que se necesitan para su presentación ante organismos oficiales.
Aquí, en España, serán normalmente traducciones al castellano, aunque se admiten también las traducciones inversas, es decir del castellano al idioma extranjero. No obstante, siempre es aconsejable que un traductor, jurado o no, trabaje siempre exclusivamente hacia su lengua materna y, a ser posible, en el país de destino. Por ejemplo: si yo residiera permanentemente en Alemania, probablemente perdería paulatinamente mi dominio del castellano.
Las traducciones juradas son literales, reflejan el texto íntegro del original con anotaciones sobre sellos y firmas, así como sobre partes ilegibles. Si hay errores evidentes en el original, no pueden corregirse. Como máximo añadir una nota al pie que explique el error del original y, quizás, su posible interpretación correcta (suele ocurrir, por ejemplo, con nombres mal escritos de personas o lugares, con operaciones matemáticas incorrectas o con incongruencias o frases sin sentido).
La traducción jurada va acompañada de una copia del documento original con la firma y sello del traductor en todas sus páginas; por ello podemos realizar una traducción jurada con un simple PDF enviado por el cliente, imprimirlo y adjuntarlo. Que el PDF sea realmente idéntico al original y no sea una falsificación es algo que ya no recae en nuestro ámbito, pues la autenticidad o utilidad del original no nos incumbe. El cliente deberá entregar el original junto con la traducción jurada, pues no lo sustituye. Y no es imprescindible que la traducción jurada vaya impresa: también se admite en muchos casos como PDF con la firma digital del traductor jurado (Universidades, Agencia Tributaria,…)
Y, para acabar, una aclaración importante: Cuando un organismo solicita la presentación de un «documento acompañado de traducción jurada y apostilla de La Haya», el cliente debe solicitar la apostilla para el documento original, no para la traducción. La apostilla legaliza la firma de quien haya expedido el documento original (para una sentencia será la del juez o secretario judicial; para un certificado de nacimiento, la del encargado del Registro Civil, etc.). Los traductores jurados en España estamos exentos de legalización.
Gracias a la digitalización, en la Unión Europea hay cada vez más documentos que se aceptan sin la apostilla, como son, entre otros, los certificados de antecedentes penales, documentos acreditativos del estado civil expedidos conforme al modelo del Convenio de la Comisión Internacional del Estado Civil (CIEC) o certificados internacionales de nacimiento, matrimonio y defunción, así como de certificados de capacidad nupcial (siempre que sean expedidos en impreso plurilingüe).
Los traductores jurados en España pueden encontrarse en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
Mis 40 años ininterrumpidos dedicados a esta profesión me han enseñado que lo más importante para alcanzar una traducción de calidad es que sea absolutamente correcta y que el cliente quede contento. La satisfacción del cliente es cumplir sus expectativas, reforzar su confianza en el servicio ofrecido, conocer sus necesidades y adelantarse a ellas. No somos máquinas. Somos un puente para la comunicación transfronteriza y transcultural. El buen traductor no solo traduce; también asesora, informa y en muchos casos mejora y filtra la comunicación de la forma adecuada para el receptor.
Toda traducción requiere su tiempo. Por ello, el concepto de «recargo de urgencia» lo considero, en el fondo, contraproducente. La entrega urgente de una traducción no justifica un precio mayor, ya que le habremos dedicado menos tiempo. Un recargo por urgencia se justifica sólo cuando implica trabajar en fines de semana, atrasar otros encargos para darle prioridad y dedicar tiempo fuera del horario normal de trabajo. ¡Pero jamás dedicarle menos tiempo a la traducción, ya que en ese caso deberíamos aplicar incluso un «descuento por urgencia»!
En resumen: para que el cliente quede satisfecho, también debe quedar contento el traductor con su obra; tenemos que encontrar el equilibrio entre los factores principales, que son: calidad, plazo, destino final y coste.
Gracias a mi formación en sistemas de gestión de la calidad para servicios, soy un profundo conocedor de esta norma y su implantación, por lo que ofrezco un servicio de asesoramiento para la implantación de un sistema de gestión de procesos según la ISO 17100, así como el servicio de auditoría interna anual.
En colaboración con las empresas certificadoras, ayudo en la preparación de toda la documentación, del manual de calidad y de todos los procesos, procedimientos e instrucciones de trabajo, y asisto tanto en su implantación como en el proceso final de certificación. Solicite referencias de los procesos de implantación ya realizados.
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FAQS
La traducción automática, por mucha inteligencia artificial que utilice, es incapaz de comprender todo el contexto de un documento y es susceptible de cometer graves errores, además de múltiples incongruencias de género, número, terminología, etc. Va bien para entender por encima lo que dice un texto que no entendemos. Una bodega que vende “vino embotellado” no puede traducirlo al inglés como “He/she came in a bottle”. Si la traducción debe estar perfecta para cualquier uso más allá de su mera comprensión, es inevitable que sea realizada por un profesional.
Además, ojo al dato: Las traducciones automáticas las realizan máquinas «en la nube» que se nutren de nuestra información, por lo que no respetan en absoluto la confidencialidad.
Presupuestar por palabras no es ponerle precio a cada una de las palabras, es una forma generalizada y a tanto alzado de calcular el volumen de trabajo. En las editoriales suele fijarse un precio por página que equivale aproximadamente a unas 300 palabras. En idiomas como el alemán, por ejemplo, debido a sus palabras compuestas, se suele presupuestar por línea normalizada de 55 caracteres, espacios incluidos. Una línea alemana suele tener de 6 a 7 palabras, mientras el mismo texto en castellano da unas 9 a 10 palabras por línea. Además, no es lo mismo traducir una simple carta comercial sin complicaciones que un catálogo de productos técnicos.
En primer lugar, la mayoría de los textos los redacta gente que sabe de qué está hablando, pero para un traductor sin contexto previo puede resultar confuso y necesitará aclaraciones (por ejemplo, el uso del adjetivo posesivo “su” puede desembocar en malentendidos). Y en segundo lugar, los traductores tampoco lo sabemos todo. Hay abreviaturas que aclarar, términos técnicos difíciles de traducir, etc. Una traducción es como un traje a medida, por lo que hay que ayudar al sastre a tomar las medidas correctas y probarse las prendas antes de acabarlas.
Sí, me he encontrado con esto algunas veces. Y es que muchos dominamos un inglés bastante estándar con escaso vocabulario (de sobras para mantener una conversación). Cuando interviene un profesional nativo, la traducción al inglés puede parecernos extraña simplemente porque está “en buen inglés”.
Las TAO (herramientas de traducción asistida) nos ayudan a no dejarnos nada, a ser uniformes con la terminología y a no equivocarnos con los números. Es una herramienta de calidad, pero no necesariamente de cantidad. Como dije en una pregunta anterior, la traducción es una labor siempre hecha a medida. No hay traducciones Prêt-a-porter; todas son ejemplares únicos. Aun así, cuando traduzco documentos con mucha repetición de textos (y párrafos idénticos a una traducción anterior cuando son actualizaciones), mis herramientas TAO que trabajan con memorias de traducción me permiten trabajar más rápido, entregar antes e incluso hacer algún descuento al cliente.